Jon sabía lo que se avecinaba. Había visto al Rey de la Noche y conocía al verdadero enemigo. Su plan era claro: unir a todos los vivos, sellar alianzas y enfrentar juntos la amenaza más allá del Muro. Pero eso no se lograría mientras los vivos siguieran divididos.
Tras la caída del último gobernante en King's Landing, Jon Snow y Daenerys Targaryen emergieron como vencedores en las guerras del sur. El Trono de Hierro fue reducido a cenizas, y con él, el viejo orden. Por un instante, el mundo creyó respirar una nueva era de unidad.
Además, por consecuencias de un evento anterior, la maldición de Daenerys había terminado y quedó embarazada. Nació Jonerys, el hijo de hielo y fuego. Fruto de dos linajes destinados a enfrentarse, sangre de dragón y de lobo corría por sus venas. Un símbolo de unión en un mundo quebrado. Pero ni siquiera un niño bendecido por la sangre antigua podía frenar lo que estaba por venir.
El norte no esperó. Antes de que pudieran actuar, el Muro cayó.
El Rey de la Noche cruzó sin oposición, y su ejército de muertos avanzó con un frío implacable que se esparcía como una maldición por cada rincón de Westeros. Desde las tierras heladas del Norte hasta los campos dorados del Reach, desde las Islas del Hierro hasta Dorne, ningún lugar escapó al abrazo gélido que lo seguía.
El sur ardía en traiciones, los vivos se disputaban las ruinas de un mundo que ya no existía, mientras la muerte reclamaba el futuro. Grandes batallas se libraron en los campos de Westeros, pero la oscuridad fue implacable. Nombres amados se apagaron. Héroes, traidores, inocentes… todos caían por igual.
Los dragones de Daenerys se enfrentaron al Rey de la Noche con todo su fuego ancestral, solo para descubrir una verdad aterradora: él era inmune a las llamas de dragón. En aquella batalla devastadora, solo Drogon sobrevivió, herido. El cielo, antes gobernado por alas y fuego, se volvió ceniza y silencio.
Reino por reino, Westeros fue cayendo. Cada caído se sumaba al ejército de los muertos. Cada victoria de los vivos era solo una pausa antes del siguiente horror.
King's Landing se convirtió en el último bastión: una ciudad fantasmal, de murallas agrietadas y calles desiertas. Sus habitantes habían huido o perecido. Solo quedaban los últimos vivos: Jon Snow, Daenerys Targaryen, Arya Stark, Samwell Tarly, Ser Davos, Tyrion Lannister, Sansa Stark… y el pequeño Jonerys.
No quedaban ejércitos. Ni aliados. Ni esperanzas.
Solo una última ciudad, una última oportunidad...
y una decisión imposible.